Ue. Madre Bernarda Bütler

Institución Educativa dedicada a formar personas con PAZ y BIEN

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Padre que estás en el cielo, te damos gracias por las muchas maneras en que nos fortaleces y revelas tu vida a nosotros. Te agradecemos por toda tu protección, también por proteger nuestra fe y esperanza. Concede que tu Espíritu inunde cada vez más nuestra vida, capacitándonos para ser tus testigos en este mundo malvado e infeliz. Que tu Espíritu nos dé esperanza en esta vida y en la vida por venir. Amén.

Amado Padre que estás en el cielo, acéptanos como tus hijos, cuyas vidas están bajo tu protección y quienes acuden a ti para recibir fortaleza. Confírmanos la certeza de tu amor y bondad en medio de todas las luchas y tentaciones en este mundo. Concédenos colaborar para que tu nombre sea honrado en la tierra y tu salvación se extienda en todo el mundo. Que la esperanza que nos has dado nos sirva para llevar luz y fortaleza a nuestras vidas y las de todos los que amas en Jesucristo. Amén.

Señor nuestro Dios, te damos gracias porque has venido a esta tierra. Permite que se encienda una luz una y otra vez entre aquellos que escuchen tu evangelio, también entre los de corazón sincero, sean cristianos o no. Que lleguen a conocer tu luz y reciban salvación en Jesucristo. Que tu luz nos alumbre y te manifiestes a nosotros con mayor claridad. Acuérdate de todos los que te invocan, acuérdate de tu pueblo. Que tu pueblo se reúna y se convierta en una luz en tu nombre, sirviéndote dondequiera que vaya. Amén.

Amado Padre que estás en el cielo, acércate a nosotros cuando te buscamos en el silencio de nuestros corazones. Concédenos la fuerza de tu Espíritu, la fuerza para esperar pacientemente por tu ayuda en nuestras vidas. Ayúdanos a aferrarnos a todo lo que es bueno. Ayúdanos a sentir, a cada uno de nosotros, que somos tus hijos, y que podemos regocijarnos en tu cuidado paternal. Que se haga tu voluntad cada vez más plenamente en nosotros y a nuestro alrededor. Que se cumpla tu voluntad para que tengamos una mayor libertad y que tu luz pueda alumbrar donde todavía existe oscuridad. Amén.