Señor Dios, nuestros corazones están llenos de alabanza y agradecimiento por tu promesa. Tú nos consuelas y ayudas todos los días con esta promesa, permitiendo aferrarnos a la verdad en medio de toda angustia. Acuérdate de nosotros en estos tiempos, y permite que el clamor: "Hosanna", a menudo se eleve en nuestros corazones. Deje resplandecer una luz brillante hoy como alguna vez tú dejaste que brillara alrededor del Señor Jesús, mostrándolo a él como Rey y Salvador. Protégenos, bendícenos. Bendice nuestro país y a todos aquellos designados a gobernar. Que tu Espíritu esté con ellos para que cumplan tu voluntad. Porque tu voluntad se debe hacer y sin duda sucederá. En esto nosotros confiamos y tenemos esperanza. Te alabamos, oh Señor, Dios nuestro. ¡Hosanna! ¡Hosanna en las alturas! Amén.
Mateo 15, 29-37
En aquel tiempo, llegó Jesús a la orilla del mar de Galilea, subió al monte y se sentó. Acudió a él mucha gente, que llevaba consigo tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros enfermos. Los tendieron a sus pies y él los curó. La gente se llenó de admiración, al ver que los lisiados estaban curados, que los ciegos veían, que los mudos hablaban y los tullidos caminaban; por lo que glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da lástima esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque pueden desmayarse en el camino”. Los discípulos le preguntaron: “¿Dónde vamos a conseguir, en este lugar despoblado, panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?” Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tienen?” Ellos contestaron: “Siete, y unos cuantos pescados”.
Después de ordenar a la gente que se sentara en el suelo, Jesús tomó los siete panes y los pescados, y habiendo dado gracias a Dios, los partió y los fue entregando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Todos comieron hasta saciarse, y llenaron siete canastos con los pedazos que habían sobrado.
Reflexión sobre la página del manuscrito medieval iluminado
La página iluminada ilustra la lectura de hoy donde Jesús alimenta a las multitudes. Vemos los panes y los peces siendo sostenidos frente a Jesús. El Espíritu Santo y Dios están representados sobre Jesús. Las multitudes están esperando pacientemente. Un milagro está a punto de ocurrir. Jesús ahora tomará lo que se le ofrece, por pequeño que sea, como los panes y los peces, y lo multiplicará enormemente. Nunca debemos pensar que tenemos poco para darle a Él o a otros. Si usamos lo que tenemos para su gloria, nos llenará en abundancia. Ahí está el misterio de nuestra fe: una misteriosa desproporción entre lo que puedo dar y lo que el Señor hace de ello...