Ue. Madre Bernarda Bütler

Institución Educativa dedicada a formar personas con PAZ y BIEN

Amado Padre que estás en el cielo, fuente viva de todo lo que es eterno en nosotros, venimos ante ti a suplicarte que fortalezcas los dones que nos has dado. Concédenos luz de vida, con la que podamos caminar a pesar de las muchas cargas e incertidumbres de nuestra vida terrenal. Protégenos del engaño y la desilusión. Fortalece en nosotros, en muchos otros y finalmente en toda la humanidad, la esperanza por tu reino eterno sobre nosotros, que es inalterable e inconmovible. Amén.

Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón, y contar todas tus maravillas. Quiero alegrarme y regocijarme en ti, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. Salmo 9, 1-2 

—Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14,6 

Amado Padre que estás en el cielo, venimos ante ti porque nos has recibido como tus hijos. Nuestros corazones anhelan llegar a ti, nuestro Dios y Salvador. Tu Palabra nos bendice y nos restaura. Danos corazones valientes para soportar las angustias de nuestro tiempo. Permite que surja una luz en nuestros días, para que la gente preste atención a tu voluntad. Entonces la necesidad del mundo llegará a su fin, tu nombre será honrado y se cumplirá tu voluntad. Señor Dios, solo tú eres nuestra ayuda. Ten misericordia de nosotros. Extiende tu mano de modo que todas las personas se vuelvan a ti y a tus mandamientos, y se haga tu voluntad en la tierra. Amén. 

Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias porque nos guías en todos nuestros caminos. Juntos alabamos tu nombre. Te suplicamos que estés con nosotros, especialmente cuando aumentan las tinieblas en el mundo. Quédate con nosotros y manda tu poder; envía tu poder como respuesta a nuestras oraciones. Oramos por todas las personas: «Padre que estás en el cielo, estos son nuestros hermanos y hermanas, a pesar de sus fracasos y pecados». Oh Dios, ayúdalos. Ojalá pronto lleguen a reconocer quién eres tú, lo que haces y lo que harás todavía, para que el mundo entero tenga alegría y todos los pueblos en esta tierra conozcan la bendición de ser tus hijos. Amén.