El sabio construyó su casa sobre una roca.

Señor, Dios nuestro, te damos gracias por dejar resplandecer tu luz cada día y cada año. Gracias porque nosotros podemos mirarte siempre a ti, cuya destreza pondrá todo en orden e instaurará todas las cosas, incluso en tiempos difíciles. Que nuestros corazones reciban fuerza para perseverar y continuar alabando sólo a ti, ya que no importa lo que sucede en la tierra, tú permaneces. Tú eres nuestro Dios, tú nos has enviado al Salvador y así nosotros podemos acercarnos a ti. Tú nos has hecho la firme promesa que tu día llegará cuando verdad y justicia surjan sobre toda la tierra para gloria de tu nombre. Que los corazones de muchas personas tornen a ti adorando y pidiéndote ayuda, para la gloria de nuestro Salvador Jesucristo. Amén. 

Mateo 7, 21. 24-27

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente’’.

Reflexión.

Calvin Seibert, el artista que estamos viendo hoy, ha estado haciendo castillos de arena la mayor parte de su vida. Creo que la mayoría de nosotros experimentamos la alegría de hacer esto cuando éramos jóvenes. La arena, el agua y los "cubos" de la imaginación nos hicieron construir cosas sólo por diversión... sabíamos que unas horas más tarde estos castillos de arena temporales ya no existirían, tragados por el mar... Seibert es un escultor profesional que disfruta del desafío de construir estructuras de arena temporales, inspiradas en la arquitectura moderna. Sobre la construcción de sus castillos de arena dice: "Construir castillos de arena es un poco como una prueba. La naturaleza siempre estará en tu contra y el tiempo siempre se está acabando. Tener que pensar rápido y juntar todo al final es lo que me gusta de esto. Rara vez empiezo con un plan, sólo una vaga noción de tratar de hacer algo diferente cada vez".

En cierto sentido, lo que dice es muy similar a nuestra vida espiritual: puede ser una prueba, a menudo los acontecimientos estarán en nuestra contra, tenemos que pensar rápido, no tenemos necesariamente un plan cuando empezamos, pero las cosas crecen y se forman orgánicamente, etc... Pero hasta ahí llega la analogía. Jesús, en la lectura de hoy, nos pide que vayamos más allá. Leer y escuchar la palabra de Dios invita a una respuesta, un cambio interior, no sólo una respuesta exterior. Es esa respuesta interna y el crecimiento en el amor a Dios lo que proporciona la base sólida en la vida, una base que puede evitar que cualquier mar tempestuoso destruya lo que hemos construido. Construir nuestras vidas con seguridad en la eterna e inmutable Palabra de Cristo, hará que nuestras vidas sean más capaces de soportar cualquier tormenta, cualquier mar agitado, cualquier inundación...