Cuídense de que nadie los engañe...
Señor, me niego a ser normal, no permitas que me normalice bajo los términos del mundo; quiero ser una señal de contradicción como tú lo fuiste en esta tierra. Hazme, Señor, contradecir la injusticia, la tibieza y la indiferencia hacia ti. Que la dicha, la armonía y la felicidad, producto del encuentro contigo, haga que los demás se cuestionen, te buscen, te acepten y te amen profundamente.