Tú has venido a la orilla...
Señor, te pido que por los méritos de san Andrés, apóstol, pueda yo ser un testigo fiel de que vives en mí, y que la gente, al verme, pueda verte a ti.
Señor, te pido que por los méritos de san Andrés, apóstol, pueda yo ser un testigo fiel de que vives en mí, y que la gente, al verme, pueda verte a ti.
Padre bueno, dame de ese Espíritu que hiciste reposar en Jesús, ese Dador de los siete dones. Dame sabiduría para saborear cada situación en mi vida, intelegencia para entenderme y entender a mis hermanos, consejo para llevarte a la vida de mis hermanos, fortaleza para permanecer firme en la tribulación, ciencia para penetrar en tus misterios insondables, piedad para que a cada instante crezca en mí el deseo de estar en intimidad contigo y un santo temor de ofenderte que me lleve a huir de las ocasiones de pecado; dame tu Espíritu de vida para configurarme con tu Hijo Jesús, mi Señor.
Señor Dios misericordioso, que alientas nuestra esperanza mediante el amor de tu Hijo y que nos das constancia de que nunca nos abandonas y estás siempre ahí como Dios con nosotros, haz que nos preparemos con docilidad a la venida de tu Hijo, para que cuando llegue nos encuentre en vela y oración y merezcamos así, el premio a los criados buenos y fieles. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Tú, Señor, que todo lo recreas y lo haces nuevo, hazme una nueva persona. Que así como tu misericordia es nueva cada mañana, lo sea también mi amor y fidelidad a ti; quiero contribuir con la obra maravillosa de crear un cielo nuevo y una tierra nueva, haz de mí, Señor, un instrumento de tu amor.
Señor, me humillo ante ti, reconozco mi nada delante de tu todo, reconozco mis limitaciones delante de tu soberana omnipotencia; por eso, me declaro absolutamente necesitado de ti; necesito de tu gracia, de tu presencia, de tu amor, quiero participar del banquete que me has preparado, pues sé que la salvación, la gloria y el poder te pertenecen, porque tus sentencias son legítimas y justas.