Para educar: debes amar.
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que de niño conoces la Sagrada Escritura (2Tim 3,14)
Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste y que de niño conoces la Sagrada Escritura (2Tim 3,14)
Acepto tu llamado, Señor, a ser santo; no sólo lo acepto sino que es también mi deseo, quiero ser santo. Revísteme de esa santidad que viene de ti, sé que por mí mismo no la podría obtener, pero también sé que tú has derramado tu gracia en mi vida para que te conozca y te ame, por eso me atrevo a desearla y pedírtela. Yo por mi parte me mantendré alabando y bendiciendo tu Nombre en cada momento de mi vida.
Señor, enséñame a transmitir ese amor que menciona tu palabra, ese amor comprensivo, servicial, sin envidia, que no es presumido, ni egoísta. Quiero amar con el amor que no se deja llevar por la ira y que olvida lo malo; que no se alegra con la injusticia, sino que se goza en la verdad. Quiero transmitir el amor que disculpa sin límites, que confía sin límites, que espera sin límites y que soporta sin límites.
Dame de tu Espíritu Santo, Señor, para que me ayude a disminuir, que me ayude a morir cada vez más a mis pasiones y deseos que no vienen de ti. Que de ese modo, encuentre una vida más similar a la tuya y empiece a recibir el alimento sólido de tu Palabra.
Padre clemente, que nos has mostrado tu fidelidad a la alianza pactada con nuestros primeros padres, enviándonos a tu Hijo para sellar ese pacto de amor y amistad, míranos a nosotros, tus hijos, que constantemente nos alejamos de ti y somos infieles a tu amistad, y concédenos imitar la fidelidad de tu Hijo que lo llevó incluso a la muerte, y una muerte de cruz, para que merezcamos así, gozar de la herencia eterna que has prometido a quienes se mantengan firmes hasta el final. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.