Ue. Madre Bernarda Bütler

Institución Educativa dedicada a formar personas con PAZ y BIEN

EN EL REINADO DEL DIOS DE TODAS LAS CULTURAS, EL PUNTO DE ENCUENTRO Y CONVERGENCIA SERÁN SIEMPRE LOS POBRES Y EXCLUIDOS.

Señor y Dios nuestro, gracias por el amor que tú nos muestras para salvarnos de la debilidad y la enfermedad, del pecado y la miseria, y que nos sea dada la fuerza para servirte, Padre nuestro en los cielos. Bendícenos en todo lo que hay en nuestro corazón, que por medio de tu misericordia luchemos aceptablemente la batalla de la vida. Bendícenos en estos tiempos y permite que la justicia tome la delantera y vivamos en paz, alabándote para toda la eternidad. Protege a nosotros tus niños para siempre. Honrado sea tu nombre; que venga tu reino y se haga tu voluntad en la tierra así como en el cielo. Amén.

Jesús en nuestra lectura de hoy está explicando una parábola que vimos hace unos días. Dice que "el campo es el mundo".  Cuando miramos los campos, como en nuestra pintura, podemos ver áreas fértiles, de crecimiento, pero también rocas, malezas, etc. Esta conmovedora parábola nos golpea todos los días. Se trata de tener paciencia con la persistencia del mal en el mundo que nos rodea, donde el bien y el mal están entrelazados. Vemos la injusticia, el dolor, el sufrimiento y la violencia. Por supuesto que debemos tratar de enfrentarlos, pero tenemos que recordarnos a nosotros mismos ser pacientes y darnos cuenta de que el juicio final recae en Dios mismo cuando llegue el tiempo de la cosecha...

Uno de los resultados positivos del período de cuarentena es que ha despertado en nosotros un deseo creciente de regresar al mundo, a la playa, montaña, de estar afuera… Para muchos el encierro ha fomentado un interés por la naturaleza y su flora, como los pájaros representados en nuestro cuadro.

«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».