«Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede con la semilla de mostaza. A pesar de ser muy pequeña, cuando un hombre la siembra en su terreno, crece hasta convertirse en la más grande de las plantas del huerto. Llega a ser tan grande como un árbol, y hasta los pájaros hacen nidos en sus ramas.» Mt. 13, 31
Señor, Dios nuestro, nos regocijamos de poder llamarnos tus hijos.
En nuestra debilidad te pedimos refugio y cuidado.
Fortalece nuestra fe y esperanza de que ciertamente nuestras vidas vayan por el buen camino,
no por nuestro propio esfuerzo sino por medio de tu protección.
Por tu Espíritu, permite que lleguemos a percibir más y más que tú estás con nosotros.
Ayúdanos a estar alertas cada día y escuchar cuando tú nos quieres decir algo.
Revela el poder y la gloria de tu reino en muchas personas, para la gloria de tu nombre,
y apura la llegada de todo lo bueno y verdadero en la tierra. Amén.