«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Lo que sí nos corresponde a nosotros es pedirle que no dejemos que las diversas situaciones en las que nos vemos envueltos impidan que su Palabra penetre en nuestro corazón y dé fruto abundante. Pedirle que nos regale la luz y la fuerza suficientes para hacerle caso… que es lo la mejor manera, la única manera, para conseguir la alegría de vivir que tanto anhelamos y deseamos.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)