"Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad'. Con mucho gusto, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo.
Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte." 2 Cor 12, 9-10
En el Evangelio del día de ayer hemos escuchado la parábola de la cizaña y el trigo. Distinguir la cizaña del trigo en las primeras etapas de crecimiento es casi imposible, por lo que Jesús nos dice que la cizaña sólo puede separarse del trigo en el momento adecuado. El momento de la cosecha. Tú y yo somos a veces trigo y a veces cizaña. Tenemos la opción cada día, cada minuto, de hacer el bien o el mal. Dios no nos saca como la mala hierba del lodo de nuestros errores condenándonos... sino perdonándonos... y así nos deja crecer...