Oración diaria para el 4 de junio
El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío! Lamentaciones 3:22–24
El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡qué grande es su fidelidad! Y me digo: ¡El Señor lo es todo para mí; por eso en él confío! Lamentaciones 3:22–24
Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca. Pues por medio de Cristo, los unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu. Efesios 2:17–18
Sólo a través del Espíritu Santo podemos hacer los cambios que Dios quiere hacer en nuestras vidas. El Espíritu Santo, siempre presente, discretamente, de manera tranquila y sin pretensiones, pero sin embargo susurrándonos suavemente al oído...
Padre Celestial, dime, ̮¿estás ahí?
¿Y escuchas siempre cada oración?
Creo que ̮el cielo muy cerca ̮está,
pues lo siento cuando ̮empiezo a orar.
A los discípulos dijo el Señor:
“Dejad a los niños venir a mí”.
Padre, vengo ahora ̮a ti;
vengo a ti mediante la ̮oración.
Jesucristo me llama a mí personalmente, pero me llama junto con otros, no estoy solo. Nunca debo sentirme solo en la iglesia, nunca debo sentir que soy el único en mi misión. La evangelización no es una búsqueda en solitario. La clave para evangelizar siempre será un esfuerzo conjunto y comunitario. Ahí donde yo no puedo llegar, llega mi hermano. Ahí donde mi hermano no puede llegar estoy yo. Es un trabajo en equipo. Me toca hacer mi parte.