Sólo a través del Espíritu Santo podemos hacer los cambios que Dios quiere hacer en nuestras vidas. El Espíritu Santo, siempre presente, discretamente, de manera tranquila y sin pretensiones, pero sin embargo susurrándonos suavemente al oído...
¡Feliz fiesta de Pentecostés a todos! El domingo hemos celebrado el descenso del Espíritu Santo sobre los discípulos de Jesús.
Cambió sus vidas para siempre. Los discípulos ya no están confundidos; sino que entienden el amor de Dios. Ya no dudan, ahora están llenos de fe. Ya no son tímidos; ahora predican con confianza, etc... Así que el Espíritu Santo puede cambiar nuestras propias vidas, para producir el carácter de Cristo en todos nosotros.
Paz y Bien!

"Oh Espíritu Santo, desciende abundantemente a mi corazón. Ilumina los oscuros rincones de esta morada abandonada y esparcir allí, tus alegres rayos". San Agustín (354-430)