Su más grande prueba.
Señor, dame de tu humildad, de tu capacidad de abajarte aún siendo tú nuestro creador, dirígeme al trato cálido y al servicio de aquellas personas que normalmente me sirven.
Señor, dame de tu humildad, de tu capacidad de abajarte aún siendo tú nuestro creador, dirígeme al trato cálido y al servicio de aquellas personas que normalmente me sirven.
Señor, gracias por cada cosa buena que ocurre en mi vida, gracias por lo agradable y placentero, lo que me da paz y me hace feliz; pero también, gracias por aquellas cosas que me preocupan, por las que me hacen llorar y que sacan una parte de mí que muchas veces no me gustan, pues sé muy bien que tú utilizas todo para bien de los que te amamos.
Te pido que me enseñes la gratitud para con los que me rodean y que siempre sea cordial en mi trato para con los que de algún modo me sirven.
Señor Dios, tú que nos has dado el Espíritu Santo, agua viva que nos sacia la sed de Ti y de tu Palabra, ayúdanos a ser dóciles a sus inspiraciones y a escucharlo en todo momento, para que nuestra fidelidad a Ti nos consiga la vida eterna que nos has dado con la muerte y resurrección de tu Hijo amado Jesucristo. Amén
Señor, te pido por mis hijos, hoy tan expuestos a los peligros de los lobos que los acechan en el internet, en las películas, en los videojuegos. Dame la sabiduría para evitar que estos peligros lleguen a su vida. Sobre todo, ayúdame a estar siempre cerca de ellos, a darme el tiempo para platicar con ellos. No permitas que mi vida acelerada ponga en riesgo lo que más quiero en la vida. Y cuando no esté yo cerca, te pido que estés tú, que los libres del mal y los mantengas en el buen camino, que buscaré con todas mis fuerzas, enseñarles a través de mi ejemplo. Hazme un buen pastor como tú.
Señor, tú sabes que estoy dañado por el pecado original y que sin tu ayuda mis pasiones, sobre todo la soberbia, me consumen. Dame tu gracia para saber renunciar a lo superfluo, ayúdame a humillarme y a reconocer que todo lo que tengo viene de ti, de tu inmenso amor. Humíllame para permanecer simple y sencillo ante ti y ante los demás. No permitas que jamás me enorgullezca de los dones, gracias y bienes que de ti he recibido. No me sueltes de tu mano, Señor.