Señor, Dios nuestro, venimos a ti agobiados y arrastrados por todo tipo de necesidad y opresión, sin embrago, tú traerás luz en cada situación; en tu gran bondad y fidelidad tú nos seguirás ayudando. Nosotros venimos a ti porque tú nos ayudas. Queremos obtener fuerza de tu Palabra para poder permanecer firmes en estos tiempos, esperando por tu ayuda, encontrando certeza y alegría en nuestra esperanza. Porque tu reino viene y tu voluntad se está realizando en cielo y tierra. Amén.
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras. Lucas 19, 45-48
Nuestra pintura es de Cecco del Caravaggio, un seguidor de Caravaggio de principios del siglo XVII. Cecco respondió en su propio y único estilo a la manera original del naturalismo dramático de Caravaggio. Ninguna de las obras de Cecco está firmada o fechada, y por lo tanto no conocemos el alcance total de su obra. Entre los antiguos maestros de la pintura, muchos, si no la mayoría de los cuadros se dejaron sin firmar, especialmente en el período prerrenacentista. La consistencia, la calidad y la singularidad en el estilo fueron valoradas por encima de la necesidad de una firma del artista. Vemos a Cristo claramente molesto con los prestamistas del templo, bajando las escaleras. Nuestra pintura captura el momento en que los prestamistas y sus clientes ven venir a Jesús; rápidamente toman sus monedas del altar tallado por los paganos, el pánico se apodera de ellos.
Lo que Jesús está objetando es la corrupción de lo sagrado, que se abrió paso en el propio templo y que tantas veces se puede abrir paso en nuestros corazones. Cuantas personas entran a la Iglesia como si fuera un edificio más, cuantas personas ya no veneran esos lugares como lugares de culto, de silencio, de oración y encuentro con Dios. La lectura de hoy nos recuerda la presencia de Dios en nuestras iglesias, especialmente en el Santísimo Sacramento.
By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC