Señor nuestro Dios, venimos ante ti como personas pobres, con grandes necesidades y cargas pesadas, que con frecuencia no sabemos adónde acudir. Pero nosotros tenemos confianza, porque eres amor. Tu amor penetra profundamente en nuestras vidas, rectificando lo que está mal y enmendando nuestras equivocaciones. Y por eso estamos alegres y esperamos tu gracia y tu ayuda en todos nuestros caminos. Bendícenos y ayúdanos a encontrar lo que es bueno en cada situación, para darte alabanza y honor. Amén.
Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?” Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán”.
Reflexión sobre el cuadro
En la breve lectura del Evangelio de hoy, Jesús quería que los discípulos de Juan, al igual que sus propios discípulos, se dieran cuenta de que mientras él estaba con ellos, era el momento de alegrarse. Mientras Jesús estaba con ellos, no debían lamentarse ni ayunar ni llorar. Establece un paralelismo con un banquete de bodas y dice que es sencillamente inapropiado ayunar en una boda. No, una boda es un momento de celebración. Pero Jesús ya les advierte que 'llegará el momento en que el novio les será arrebatado'. Su muerte lo cambiará todo de verdad.
El ayuno formaba parte de la vida de los pueblos en la Biblia. Sin embargo, hoy apenas se menciona el ayuno. Tal vez hayamos perdido de alguna manera esta disciplina espiritual, y por lo tanto también hemos perdido un arma valiosa para luchar por nuestro camino. El ayuno forma parte de nuestro arsenal espiritual cristiano. No se trata simplemente de renunciar a cosas, sino también de hacer activamente buenas acciones. Cuando ayunamos, nos humillamos ante Dios para poder escuchar mejor su voz, especialmente ahora durante la Cuaresma.
Nuestro cuadro holandés de Jan Steen, que representa a una familia rezando en silencio antes de una humilde comida, refleja esta serenidad a la que llama Jesús. El candelabro lleva inscritas las palabras del Padre Nuestro: "u wille moet geschieden" (hágase tu voluntad). La vela apagada en la estantería nos recuerda la naturaleza transitoria de la vida, junto a una Biblia y una calavera. El papel que cuelga sobre la estantería dice "Gedenckt te sterven" (Piensa en la muerte). Sin embargo, la calavera está montada con una corona de trigo, en referencia a la Resurrección. El trigo primero debe ser enterrado en la tierra, luego muere y después crece en una nueva planta... un símbolo de esperanza. Como el grano, debemos morir en nosotros mismos para alcanzar la vida eterna... y el ayuno nos ayuda a ello.