Si tu hermano hace algo malo...

¿Se habrá olvidado Dios de tener misericordia? ¿Habrá, en su enojo, puesto un límite a su piedad? También me dije: "Debo estar enfermo. ¿Cómo puedo pensar que la diestra del Altísimo ha cambiado? Es mejor que haga memoria de las obras del Señor." Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño; meditaré en todas tus obras, y proclamaré todos tus hechos. – Sal 77, 9-12

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. 

Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos’’. Mateo 18, 15-20

Ser cristianos significa ser verdaderos hermanos y hermanas. No somos simples miembros de una organización o un club. Jesús quiere que las relaciones entre los cristianos sean como las relaciones entre nuestros parientes de sangre. Es exactamente el tipo de amor, lealtad y dedicación que vemos en nuestras propias familias. Jesús nos dice que tengamos esta misma actitud hacia todos los cristianos. A los seminaristas, a menudo nos llaman "hermanos" como signo de cercanía y de que estamos juntos en nuestra misión cristiana compartida.  

Nuestro cuadro de Caspar David Friedrich (posiblemente el mejor paisajista romántico alemán de su tiempo), muestra a dos hermanos al atardecer. El sexto de diez hijos, Caspar David fue criado en un estricto hogar luterano. La mayor tragedia de su infancia ocurrió en 1787 cuando su hermano Johann Christoffer murió a la edad de trece años. Caspar David presenció de cerca cómo su hermano menor caía a través del hielo de un lago congelado y se ahogaba. Sin duda ese evento estaba en su mente cuando pintó nuestro hermoso cuadro, poniendo a dos hermanos como siluetas contemplativas contra los cielos del atardecer. Mientras miramos a las dos figuras desde la espalda contemplando la naturaleza, contemplamos con ellas los bellos paisajes y la puesta de sol que despiertan tales emociones en nuestras almas. Dios se revela en la naturaleza, y participamos de la alegría que los hermanos comparten por el simple hecho de estar juntos... y si los dos son verdaderos hermanos de sangre, o simplemente dos amigos... Jesús nos llama a todos a ser hermanas y hermanos en Él.

By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC