Por lo demás, hermanos míos, manténganse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza. Revístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las asechanzas del diablo. – Ef 6, 10-11
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán. Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora,porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!’ Lucas 6, 20-26
M.C. Esher, nuestro artista de hoy, dibuja estas obras que desafían la mente. Aquí vemos una mano dibujando otra mano, que está dibujando la primera mano. Entonces, ¿qué mano está dibujando cuál? El artista nos desafía como espectador. Así como Jesús en la lectura de hoy desafía a lo que la gente pensaba que era normal en ese momento. Las bienaventuranzas son de ese tipo de cosas que solamente se entienden cuando se viven... puedes describir qué significa ser una madre, pero solamente lo vas a entender en el momento que te conviertes en madre. Sin duda alguna Dios es radical, es radical en nuestra relación con él y eso para él es lo más importante.
Así como las dos manos en nuestra obra de arte se dibujan la una a la otra, Jesús nos pide que todo lo que hagamos sea dibujar a Cristo, y nos pide que dejemos que Cristo nos dibuje todo lo que hacemos. Un movimiento circular completo. Cada una de las Bienaventuranzas en la lectura de hoy describe un estado de cosas humanas del que todos tenemos un instinto de alejarnos: la pobreza, el hambre, la tristeza... Sin embargo, Jesús las proclama como estados de bendición, ya que pueden atraernos a los valores más profundos de la vida... y esos valores nos atraerán a la vida eterna. Si quieres puedes seguirnos en instagram: @jcariaslc y @christianart.today
By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC