Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. – Jn 10, 27-28
En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!” Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras’’. Mt 16, 21-27
"¡Apártate de mí, Satanás!"... Probablemente una de las palabras más fuertes que Jesús dijo en los Evangelios. Sólo imagina a Jesús diciéndote estas palabras... estaríamos simplemente sorprendidos y absolutamente destripados. Así que para entender lo que quiso decir, tenemos que mirar un poco más de cerca el contexto en el que Jesús dijo estas palabras. Al principio de nuestra lectura del Evangelio, Jesús estaba esbozando lo que le sucedería a Él: ser ejecutado y resucitar al tercer día. Jesús conocía su destino. Pedro, no queriendo ver morir a su amigo, estaba sugiriendo que Jesús podría hacer algo para que no lo maten, normal pero lo que Pedro estaba sugiriendo era que Jesús fuera en contra de la voluntad del Padre. Por supuesto que Pedro no dijo esto intencionadamente. Vemos a Pedro metiéndose en problemas de nuevo por su entusiasta espontaneidad... Pero Jesús tomó las palabras de Pedro como lo que eran: sugiriendo que Jesús no debería cumplir su destino. Por lo tanto, tomó las palabras de Pedro como si vinieran de un "adversario" de Dios. Una vez más, no tengo dudas de que Pedro no entendió completamente lo que estaba sugiriendo. Sin embargo, la sugerencia de Pedro estaba en directa oposición a la voluntad de Dios. La palabra 'Satanás' significa literalmente 'un adversario'. Así que si queremos una versión más suave de las palabras de Jesús, se leería como "¡Aléjate de mí, adversario! Muestra lo centrado y aceptado que estaba Jesús sobre lo que le iba a pasar. Aceptó la muerte en una cruz... Nuestra pintura de Carl Bloch muestra esta resolución y enfoque de Jesús, de tal manera que nada podía impedirle cumplir su misión...
By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC