Confía en Dios, y él te ayudará; procede rectamente y espera en él. Ustedes, los que honran al Señor, confíen en su misericordia; no se desvíen del camino recto, para no caer. Los que honran al Señor, confíen en él, y no quedarán sin recompensa. Eclesiástico 2, 6
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Entonces dijo María:
“Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre’’.
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.
Hemos celebrado la Asunción de Nuestra Señora. Esta fiesta se refiere a la Santísima Virgen María siendo asumida en cuerpo y alma en el cielo al final de su vida aquí en la tierra. Sólo para hacer una breve pausa en la palabra "asunción": "asunción" es diferente de "ascensión" porque una es pasiva (una es asumida) y la otra es activa (una asciende). Así que es por el poder de Dios que María fue asumida en el cielo. Los escritos de muchos Padres de la Iglesia primitiva muestran que los cristianos han creído durante dos mil años que nuestra Santísima Virgen fue llevada al cielo. Sin embargo, no fue hasta 1950 que esto se convirtió en un dogma. La doctrina fue definida dogmáticamente como que la Virgen María 'habiendo completado el curso de su vida terrenal, fue asumida en cuerpo y alma en la gloria celestial. Como dogma, esto significa que nuestra Iglesia reconoce oficialmente esta creencia como una parte verdadera y necesaria de nuestras creencias católicas sobre María... y como todas las creencias sobre María ilustran e iluminan las creencias centrales sobre su Hijo: la Asunción nos ilustra la verdad sobre la promesa de vida eterna de Cristo.
Nuestro gran retablo de colores pintado por Palma Vecchio se remonta a 1512, el apogeo de la pintura del Renacimiento italiano. Vemos a Nuestra Señora rodeada de ángeles. Once de los apóstoles están mirando. Santo Tomás se ve en el fondo corriendo hacia la escena. Tomás, teniendo sus dudas, como suele ser retratado en el arte, espera la "inminente prueba de la faja". La Virgen está entronizada en una mandorla de querubines y deja caer la faja hacia Santo Tomás. La mirada de la Virgen es tierna y cuidadosa... Antes de ser asumida en el cielo, miró a los apóstoles con bondad... como una verdadera madre hacia sus hijos...
By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC
Querido Padre que estás en el cielo, te damos gracias por abrir un camino en nuestro corazón y por traernos la paz de Jesucristo. Ayúdanos a mantener abierto este camino; concédenos la paz en este mundo rasgado por tempestades. Concédenos la paz cuando muchas dificultades e incertidumbres intentan ocupar nuestro corazón. Nosotros mismos no tenemos fuerza; solamente en él, quien está a nuestro lado y que nunca nos abandonará; él, quien vive y nos da fuerza. Su luz siempre brotará de nuevo entre nosotros los humanos. Su luz brillará sobre muchos y los guiará al día prometido; día en que se cumplirán todas nuestras esperanzas. Amén