Que nuestro rostro brille.

Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad. Juan dio testimonio de él, diciendo: «Éste es aquel a quien yo me refería cuando dije que el que viene después de mí es más importante que yo, porque existía antes que yo.» De su abundancia todos hemos recibido un don en vez de otro. Juan 1:14–16

Dios nuestro Señor, ayuda a nosotros que
tenemos acceso de escuchar tu Palabra.
Ayúdanos a acudir de todo corazón al Salvador, quien nos dirige a ti. Escucha nuestra súplica y concede que tu rostro brille sobre todo el mundo.
Manda pronto una nueva era y salvación al mundo, para gloria de tu nombre.
Muéstranos que lo que hemos aprendido de ti es la verdad, y que podemos vivir en esa verdad y así encontrar el camino al cielo, para gloria de tu nombre. Escúchanos, Oh Dios nuestro Señor.
A menudo parece que estás lejos, pero sabemos que nuestras voces te alcanzan, y que aquellos que han sido despertados por tu Espíritu Santo serán tus trabajadores en el Señor Jesús.
Manda tu Espíritu pronto, Oh Señor Dios. Manda el Consolador, quien nos dirige a toda luz y toda verdad.
A ti nos encomendamos total y diariamente en nuestra vida mundana. Queremos permanecer fieles.
Ayúdanos a ser tus hijos y recordar en cada momento que pertenecemos a ti, Señor Dios. No importa cuán oscuro esté en la tierra, ayúdanos a recordar que somos tus hijos y que estaremos contigo en la eternidad.
Amén.

Christoph Friedrich Blumhardt