La única señal que se dará es la de Jonás.

Señor Dios Todopoderoso, tus ojos velan sobre el mundo entero. Venimos ante ti acorralados por los males que todavía se aferran a nosotros. Refugia nuestras vidas en tus manos. Danos de tu fortaleza para vencer, incluso en sufrimiento y necesidad. Porque somos tuyos, oh Señor nuestro Dios. Has elegido a tu pueblo para fortalecerlo y liberarlo de todo mal. Te suplicamos que nos ayudes. Que podamos sentir tu presencia entre nosotros y que tu Palabra dé fruto en nosotros para la honra eterna de tu nombre. Amén.

Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la multitud se apiñaba alrededor de Jesús y comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es una gente perversa. Pide una señal, pero no se le dará más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para la gente de este tiempo.

Cuando sean juzgados los hombres de este tiempo, la reina del sur se levantará el día del juicio para condenarlos, porque ella vino desde los últimos rincones de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Cuando sea juzgada la gente de este tiempo, los hombres de Nínive se levantarán el día del juicio para condenarla, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás”.

Reflexión sobre el cuadro

Todos conocemos las llaves de San Pedro. Normalmente se representa a San Pedro con las llaves en la mano. El escudo de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano incluye las llaves cruzadas para representar las llaves del oficio de San Pedro, el primer Papa y la roca sobre la que se construyó la Iglesia. A menudo, una de las llaves se representa en oro y la otra en plata. La primera representa el poder de atar y desatar en el cielo, la autoridad espiritual; la segunda representa el poder de atar y desatar en la tierra, la autoridad temporal. Por las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy, San Pedro y todos sus sucesores, gozan de autoridad plena e inmediata para enseñar definitivamente sobre nuestra fe y para pastorearnos según la mente y la voluntad de Cristo. 

Jesús dio a San Pedro el puesto de autoridad porque era digno de confianza, muy fiel y utilizaba su sabiduría. Pero San Pedro fue también el hombre que negó tres veces conocer a Jesús. Jesús lo perdonó y mantuvo a San Pedro al frente de su Iglesia. Probablemente la razón por la que Jesús le dio a Pedro las llaves del reino fue porque Pedro realmente creía que Jesús era el Mesías, el hijo de Dios.  Todos los demás discípulos amaban genuinamente a Jesús, pero en el momento en que Jesús le entregó las llaves a Pedro, éste ya había pasado de este profundo amor por su amigo Jesús a la verdadera creencia de que Jesús era el Mesías. Ya encarnaba el amor y la fe por Cristo.

En nuestro cuadro de Rubens, vemos a San Pedro sosteniendo ambas llaves, que representan el poder de desatar y atar en la tierra (la llave de plata que apunta hacia abajo) y en el cielo (la llave de oro que apunta hacia arriba). Sus ojos están especialmente bien pintados, brillando con fe y determinación, mirando hacia el cielo, de donde emana la luz en nuestro cuadro.

By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet