La mentalidad judía y los discípulos de entonces que llega hasta nuestros días relacionaban la enfermedad con el pecado.
Jesús sana a un paralítico
1. Jesús volvió a la barca, cruzó de nuevo el lago y vino a su ciudad.
2. Allí le llevaron a un paralítico, tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de esos hombres, dijo al paralítico: '¡Animo, hijo; tus pecados quedan perdonados!'
3. Algunos maestros de la Ley pensaron: '¡Qué manera de burlarse de Dios!'
4. Pero Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: '¿Por qué piensan mal?'
5. ¿Qué es más fácil: decir 'Quedan perdonados tus pecados' o 'Levántate y anda'?'
6. Sepan, pues, que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados. Entonces dijo al paralítico: 'Levántate, toma tu camilla y vete a casa.
7. Y el paralítico se levantó y se fue a su casa.
8. La gente, al ver esto, quedó muy impresionada y alabó a Dios por haber dado tal poder a los hombres.
Mt. 9, 1-8
En la lectura concentra la atención no ya en el milagro, sino en el poder de Jesús para perdonar los pecados aunque por eso lo acusaron de blasfemo sus enemigos. Jesús manifiesta que ha recibido ha recibido el poder de sanar, pero, sobre todo, el poder de perdonar,(cosa que corresponde solo a Dios)que abarca todo el proyecto de su misión liberadora que llega a la raíz misma de la condición humana necesitada de salvación. Nuestro pecado hoy en la comunidad de creyentes, consiste en nuestra incapacidad de ver la acción liberadora de Dios en medio de las más desgarradoras situaciones de marginación y exclusión. Queremos ver milagros, pero no dejamos que el Espíritu del Señor Resucitado, transforme nuestras vidas, lo buscamos fuera, cuando Él está en lo más profundo de nuestra misma intimidad.
¡Buenos días en el Señor!