Designó a doce para que fueran sus compañeros.

Amado Padre que estás en el cielo, concédenos la paz interior que necesitamos para venir ante tu presencia y escuchar tu voz, olvidando todas las cosas que tratan de imponerse sobre nosotros. Que podamos experimentar tu apoyo vivo y verdadero. Llena nuestros corazones de contentamiento y gratitud por todo, incluso en el dolor, la angustia y el sufrimiento. En este agradecimiento podemos permanecer contigo, y Jesucristo puede ayudarnos, Jesús, a quien nos has dado como nuestro apoyo y auxilio en todos nuestros problemas y preocupaciones. Nos encomendamos a ti. Guárdanos en tu Espíritu. Amén.

Marcos 3, 13-19

En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que él quiso, y ellos lo siguieron. Constituyó a doce para que se quedaran con él, para mandarlos a predicar y para que tuvieran el poder de expulsar a los demonios.

Constituyó entonces a los Doce: a Simón, al cual le impuso el nombre de Pedro; después, a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, a quienes dio el nombre de Boanergues, es decir “hijos del trueno”; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, que después lo traicionó.

Reflexión sobre los paneles pintados

Stefan Lochner, el pintor de nuestros dos paneles, fue el artista más importante del siglo XV en Colonia. Nuestros paneles representan el martirio de los Doce Apóstoles. El panel izquierdo muestra a los santos Pedro, Pablo, Andrés, Juan el Evangelista, Santiago el Mayor y Bartolomé; el panel derecho muestra los martirios de los santos Tomás, Felipe, Santiago el Menor, Mateo, Simón, Judas y Matías. Todas las escenas tienen detalles muy realistas y no rehúyen las horribles muertes que los Apóstoles soportaron. El artista subraya así el sacrificio que los Apóstoles hicieron por Dios y cada uno de nosotros....

Jesús sabía cuando eligió a los Doce, según nuestra lectura de hoy, que estos Doce (Matías habiendo reemplazado a Judas) darían todo para ayudar a difundir la Buena Nueva - incluso sus propias vidas. Jesús sabía que pronto moriría, resucitaría y se marcharía, por lo tanto al elegir a los Doce Apóstoles, ya se estaba preparando para el tiempo después de su muerte. Los Doce servirían como el núcleo de la futura iglesia. Al ser testigos de los actos salvíficos de Jesús en el mundo, ellos continuarían la misión de Jesús después de su muerte.

Cada Apóstol necesitaría tener audacia, coraje, amor y fuego para difundir el mensaje de Cristo al mundo. Al final fueron martirizados, y su propio martirio garantizó la difusión de la Buena Nueva, porque "la sangre de los mártires es la semilla de la iglesia"... - Tertuliano.