¡Con vosotros está!

Señor, Dios nuestro, nos aferramos a ti y a tu promesa. Aunque mucho esté oculto para nosotros, tu voz nos llega con claridad proclamando: “Oren y estén alertas. Ustedes deben aguardar por el día del Señor Jesucristo, el cual desde hoy mismo pueden regocijarse entre conflicto, angustia, miedo y necesidad”. Te damos gracias por tu Palabra poderosa. Porque aun sea larga la espera, tu Palabra se cumplirá y es eterna. Al proclamar tu Palabra se honra tu nombre, tu reino vendrá y tu voluntad se hará en la tierra así como en el cielo. Amén. 

 

En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: “¿Cuándo llegará el Reino de Dios?” Jesús les respondió: “El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes”. Les dijo entonces a sus discípulos: “Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les dirán: ‘Está aquí’ o ‘Está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación”. Lucas 17, 20-25

Jesús dice en nuestra lectura de hoy: "el Reino de Dios ya está entre ustedes”. De hecho entre nosotros de dos maneras. En primer lugar, el reino está en lo más íntimo de cada uno de nosotros. En Segundo lugar, además de permitir que el Reino de Dios crezca dentro de nosotros, también tenemos que trabajar en la construcción del Reino de Dios en nuestras comunidades, en nuestra parroquia, en nuestras familias... para producir crecimiento y nueva vida allí también. Como escribió José María Escrivá: "Sí, debes estar en Dios, para iluminar, dar sabor, producir crecimiento y nueva vida. Pero no olviden que no somos la fuente de esta luz: sólo la reflejamos" (San José María Escrivá, Amigos de Dios, 250).

Nuestro trabajo artístico, realizado por el artista Robby Donaghey de San Francisco, ilustra de manera conmovedora el flujo de la vida interior a la vida exterior. Una luz brillante está emanando del Corazón de Jesús e iluminando el espacio a su alrededor. Los ojos vigilantes a su alrededor son las lentes a través de las cuales vemos el mundo cuando nutrimos el reino de Dios en nuestro interior.

A menudo buscamos signos extraordinarios de la presencia de Dios. Sin embargo, Dios y su reino se encuentran en la tranquilidad que hay en lo profundo de nuestro interior y fuera de nosotros a través de la bondad y el amor de los demás. Señor, ayúdame a estar en silencio, para que pueda encontrarte en mí. Señor, abre mis ojos, para que pueda encontrarte en los demás.

By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC