Querido Padre celestial, ¡cuán tiernamente tú has pensado en nosotros! ¡Cuánto bien tú nos permites experimentar una y otra vez! Tanto que nuestros corazones están alegres, y esta noche iremos a descansar llenos de alegría y agradecimiento porque somos tus hijos. Agradecimiento y alegría deben ser nuestro servicio para ti día y noche. Más que esto tú no nos pides, y en esto seremos fieles. Deseamos ser alegres y agradecidos por nuestras vidas. Aun cuando confrontamos horas sombrías, oh Señor y Dios nuestro, estamos llenos de la esperanza que nos trae alegría en el presente, así mismo el futuro y la seguridad de que tu salvación llegará. Ya hoy nos alegramos por lo que tú nos das. Amén.
Lucas 13, 31-35
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”. Él les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido! Palabra de Dios.
Hoy celebramos a los Benditos Mártires del Colegio de Douai. Los 158 mártires de Douai fueron un grupo de seminaristas que se formaron para el sacerdocio en el Colegio de Douai en Francia durante la Reforma Inglesa. Después de su formación, volvieron a Inglaterra y fueron ejecutados por predicar la fe católica. Sus ejecuciones tuvieron lugar durante un período de tiempo, entre 1577 y 1680, cuando ser un sacerdote católico era considerado alta traición. Dieron sus vidas para defender y preservar lo que hoy en día podemos dar por sentado: la Eucaristía y los otros sacramentos. Los mártires de Douai nos enseñan sobre el sacrificio. Ochenta de ellos fueron beatificados en 1929 por el Papa Pío XI.
Con cerca de 2.000 estudiantes registrados y varios cientos de profesores, Douai fue la segunda universidad más grande de Francia durante los siglos XVII y XVIII. Aunque era conocida principalmente por las matemáticas y la física, la Facultad de Teología también era un importante centro de estudios católicos. En nuestra lectura del Evangelio de hoy, Jesús estaba en las últimas etapas de su viaje terrenal, abriéndose camino hacia el inmenso acto de sacrificio en el Calvario. Los mártires de Douai se unieron a él con su sacrificio, viajando de Francia a Inglaterra sabiendo que su propia muerte era inminente...