Señor, Dios y Padre nuestro, oramos que nos des tu Espíritu, ya que tú nos has dirigido en todo momento y nos has amado con un amor que nos guía, nos conduce y nos ayuda a seguir adelante en cuerpo y alma. Revela tu poder. Concede que nosotros no emprendamos nada con la fuerza humana; que todo venga de ti para cada quien cuyo corazón se conserva fiel a ti y realiza su trabajo destinado para él. Entonces todo lo que hacemos en la tierra será un servicio para ti. Protégenos con tu gran bondad y fidelidad que nos han acompañado hasta hoy e irán con nosotros en el futuro. Amén.
En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”. El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”. Lucas 10, 38-42
En un mundo tan lleno de actividades y un sinfín de que haceres, el evangelio nos invita hoy a disfrutar un rato de la presencia de Jesús. Aun si hacemos muchas cosas buenas es de esencial necesidad PARAR un rato y tranquilizar nuestras mentes para entrar en el silencio del corazón. Reflexionar sobre las preguntas importante, las preguntas necesarias, las preguntas que valen la pena.
Nuestro pintor suizo, Albert Anker, muestra un hermoso retrato de una joven pelando papas en una cocina. Podría ser Marta. Las patatas se consideran el "segundo pan", ya que son asequibles y nutritivas. Aunque esta no es una pintura abiertamente cristiana, es sin embargo un lienzo muy meditativo.