El tetrarca.

De cierto, de cierto les digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, se queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; pero el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para vida eterna. – Jn 12, 24-25

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
 
Pero Herodes decía: “A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?” Y tenía curiosidad de ver a Jesús. Lucas 9, 7-9

Herodes el Tetrarca, que se menciona en nuestra lectura del Evangelio de hoy, es Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. Herodes el Grande ordenó la masacre de los inocentes. A su muerte en el año 4 d.C., su hijo Herodes Antipas se hizo cargo del gobierno de Galilea y Perea, como estado cliente del Imperio Romano. Antipas se divorció de su primera esposa Phasaelis, en favor de Herodías, que había estado casada con su medio hermano Herodes II. Y como cuenta el Nuevo Testamento, fue la condena de Juan el Bautista de este arreglo lo que llevó a Antipas a hacer que le arrestaran y posteriormente le decapitaran.
 
Nuestro dibujo de hoy de James Tissot es una muy buena representación de lo que Herodes Antipas podría haber sido en términos de rasgos de carácter: hay una arrogancia en él; nos mira de una manera mezquina, desafiándonos; su opulento estilo de vestir; la daga y las manos transmiten firmeza como un gobernante. Una obra de arte bastante buena, incluso escalofriante.

Sin embargo, es la última frase de nuestra lectura "y tenia curiosidad de  ver a Jesús" contrasta con lo anterior. ¿Estaba realmente ansioso por ver a Jesús? ¿Por qué? ¿Quería conocer a Jesús?

By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC