Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes, sino que es un don de Dios; ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie. – Ef 2, 8-9
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda. Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía. Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano’’ Mateo 18, 21-35
Mangu Putra, nacido en Bali, el artista de nuestra pintura, dijo sobre este trabajo: "el poder físico es derrotado por la sabiduría". Nuestra pintura se inspira en una imagen icónica, originalmente popularizada por el padre fundador de Indonesia, el Presidente Sukarno, que fue fotografiado haciendo una reverencia a su madre. La foto original implicaba que el Estado pide simbólicamente perdón no sólo a una madre, sino a un ciudadano, en lugar de la habitual dinámica de poder en la que los ciudadanos se inclinan ante el Estado. El cuadro de Putra muestra a un soldado del estado inclinándose y pidiendo perdón a su madre, que le ha quitado su arma. Sólo lleva puesta una zapatilla; su expresión es de asombro, sorpresa, molestia...
La lectura de hoy trata sobre el perdón y la paciencia con los demás. El perdón es una de las virtudes que más disfrutamos... ¡pero también es la que probablemente menos practicamos! Todos amamos, queremos e incluso esperamos ser perdonados, pero a menudo encontramos mucho más difícil perdonar a alguien o pedir perdón. Así que la parábola de la lectura del Evangelio de hoy sostiene un espejo delante de nosotros. Somos los sirvientes que han sido perdonados innumerables veces y por grandes cantidades de dinero... y Dios es el gran rey que nos ha perdonado. Así que, si Dios nos ha perdonado, y continúa perdonándonos, deberíamos ser capaces de perdonar también... El punto de la parábola es aún más fuerte... debemos perdonar porque cualquier cosa menos sería hipocresía.
By Patrick van der Vorst y Br Juan Carlos Arias Bonet, LC