Señor Dios, tú que nos has dado el Espíritu Santo, agua viva que nos sacia la sed de Ti y de tu Palabra, ayúdanos a ser dóciles a sus inspiraciones y a escucharlo en todo momento, para que nuestra fidelidad a Ti nos consiga la vida eterna que nos has dado con la muerte y resurrección de tu Hijo amado Jesucristo. Amén
Instrucciones:
Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día" que está al inicio de este artículo; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".
- PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en terminar de reflexionar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.
- LO QUE NO ESTÁ ESCRITO... ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con Dios.
TEXTO DE CADA DÍA.
Invitados que no quieren asistir.
Dios nos ha invitado de muchas maneras a participar del Reino, de la vida en abundancia pensada para el hombre desde toda la eternidad, la cual habíamos perdido por el pecado.
Sin embargo, aceptar o no, depende de cada uno de nosotros. ¿Excusas? ¡Muchas! Pero, como vemos en este pasaje, ninguna cuenta, ni para no asistir ni para presentarnos indignamente a la mesa del Señor. Y digo para presentarnos dignamente a la fiesta, pues un detalle que no se conoce y que, a veces hace que se juzgue duramente al rey, que exige a un pobre el llevar vestido de fiesta, es que el traje de fiesta, en este tipo de eventos, era proporcionado por el mismo que hacía la invitación, por lo que no había excusa para no tenerlo. Lo mismo pasa con nosotros.
Dios nos ha hecho la invitación sin pensar si somos buenos o malos, pobres o ricos; nos ama y nos ha invitado así como somos. Además nos ha llenado de dones, sobre todo, de la gracia santificante, que es el vestido para la fiesta del Reino.
Por ello, no hay excusa para no asistir, para no vivir en el reino del amor, la justicia y la paz en el Espíritu Santo, en una palabra, no hay excusa para no ser santo..
ORACIÓN FINAL
Dios mío voy a hacer todas mis acciones por vuestro santo y divino amor. En el Nombre del Padre, y Del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Señor, soy tu valiosa creación, pero en ocasiones no lo tengo muy claro. Quiero deshacerme de esa duda. Permite que la verdad de que soy tu asombrosa creación llene mi corazón.

ORACIÓN:
.