Señor, te pido por mis hijos, hoy tan expuestos a los peligros de los lobos que los acechan en el internet, en las películas, en los videojuegos. Dame la sabiduría para evitar que estos peligros lleguen a su vida. Sobre todo, ayúdame a estar siempre cerca de ellos, a darme el tiempo para platicar con ellos. No permitas que mi vida acelerada ponga en riesgo lo que más quiero en la vida. Y cuando no esté yo cerca, te pido que estés tú, que los libres del mal y los mantengas en el buen camino, que buscaré con todas mis fuerzas, enseñarles a través de mi ejemplo. Hazme un buen pastor como tú.
Instrucciones:
Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día" que está al inicio de este artículo; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".
- PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en terminar de reflexionar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.
- LO QUE NO ESTÁ ESCRITO... ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con Dios.
TEXTO DE CADA DÍA.
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".
Esta parábola de Jesús tiene un profundo significado y pueden sacarse diversas enseñanzas de ella.
Entre otras cosas, quiere mostrarnos lo que significa tener "absoluta confianza en la Palabra del Señor". Si nos fijamos, veremos que sólo a los primeros les dijo cuánto les iba a pagar, esto es un denario (es decir lo que un jornalero ganaba en aquel tiempo, lo necesario para que una familia viva un día); a los demás les dijo: "les daré lo que sea justo". Con esta promesa se fueron a trabajar.
Hoy en día, cuando alguien nos contrata, lo primero que se pregunta es ¿cuánto voy a ganar?, pues qué tal si lo justo para el señor es sólo cicuenta o cien pesos por el trabajo de 8 horas. Los últimos trabajadores confiaron totalmente en la palabra dada: "nos dará lo justo", y sin embargo, se llevaron la sorpresa de que les dio lo mismo que a los primeros.
La primera enseñanza de este pasaje es que la justicia de Dios no es matemática y va mucho más allá de nuestra pobre justicia humana, y que su palabra es de fiar, más allá de lo que nosotros pudiéramos pensar.
Cuando leemos las promesas hechas por Jesús, debemos siempre pensar que la realidad es mucho, pero mucho más grande de lo que la palabra expresa. Con este Dios, cómo no vamos a entregarle toda nuestra vida y a trabajar sin descanso por el Reino, si lo que nos ha prometido es mucho más de lo que jamás pudiéramos haber pensado, no importa que sólo hayamos trabajado una hora.
ORACIÓN FINAL
Dios mío voy a hacer todas mis acciones por vuestro santo y divino amor. En el Nombre del Padre, y Del Hijo y del Espíritu Santo Amén.
Señor, soy tu valiosa creación, pero en ocasiones no lo tengo muy claro. Quiero deshacerme de esa duda. Permite que la verdad de que soy tu asombrosa creación llene mi corazón.

ORACIÓN:
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