No importa el lugar...

El sol es siempre igual...

Señor, en el silencio de este día que nace, vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.  Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.  Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.  Ver a a tus hijos detrás de las apariencia, como lo ves tu mismo, para así poder apreciar la bondad de cada uno.  Cierra mis oídos a goda murmuración.  Guarda mi lengua de toda maledicencia.  Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.

Quiero ser tan bienintencionado y bueno que todos los que se acerquen a mí sientan tu presencia.  Revísteme de tu bondad señor y haz que en este día yo te refleje.  Amén.

Instrucciones:

Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día" que está al inicio de este artículo; después leyendo con atención el "texto de cada día", a continuación hablas con Dios y con María; por último, terminas rezando la "oración final".

  1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en terminar de reflexionar. No es leer y ya está. Dale tiempo a que Ella te hable.
  2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO... ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú, personalmente, tengas con Dios.

TEXTO DE CADA DÍA.

Recibir la ayuda de Dios. 

  • El cura del pueblo era un santo varón al que acudía la gente cuando se veía en algún aprieto. Entonces él solía retirarse a un determinado lugar del bosque, donde recitaba una oración especial. Dios escuchaba siempre su oración, y el pueblo recibía la ayuda deseada.

  • Murió el cura, y la gente, cuando se veía en apuros, seguía acudiendo a su sucesor, el cual no era ningún santo, pero conocía el secreto del lugar concreto del bosque y la oración especial. Entonces iba allá y decía: “Señor, tú sabes que no soy un santo. Pero estoy seguro de que no vas a hacer que mi gente pague las consecuencias... De modo que escucha mi oración y ven en nuestra ayuda”. Y Dios escuchaba su oración, y el pueblo recibía la ayuda deseada.

  • También este segundo cura murió, y también la gente, cuando se veía en dificultades, seguía acudiendo a su sucesor, el cual conocía la oración especial, pero no el lugar del bosque. De manera que decía: “¿Qué más te da a ti, Señor, un lugar que otro? Escucha, pues, mi oración y ven en nuestra ayuda”. Y una vez más, Dios escuchaba su oración, y el pueblo recibía la ayuda deseada.

  • Pero también este cura murió, y la gente, cuando se veía con problemas, seguía acudiendo a su sucesor, el cual no conocía ni la oración especial ni el lugar del bosque. Y entonces decía:
    “Señor, yo sé que no son las fórmulas lo que tú aprecias, sino el clamor del corazón angustiado. De modo que escucha mi oración y ven en nuestra ayuda”. Y también entonces escuchaba Dios su oración, y el pueblo recibía la ayuda deseada.

  • Después de que este otro cura hubiera muerto, la gente seguía acudiendo a su sucesor cuando le acuciaba la necesidad. Pero este nuevo cura era más aficionado al dinero que a la oración. De manera que solía limitarse a decirle a Dios: “¿Qué clase de Dios eres tú, que, aun siendo perfectamente capaz de resolver los problemas que tú mismo has originado, todavía te niegas a mover un dedo mientras no nos veas amedrentados, mendigando tu ayuda y suplicándote? ¡Está bien: puedes hacer con la gente lo que quieras!" Y, una vez más, Dios escuchaba su oración, y el pueblo recibía la ayuda deseada.

  • Anthony de Mello – La Oración de la Rana.

ORACIÓN FINAL

Dios mío voy a hacer todas mis acciones por vuestro santo y divino amor. En el Nombre del Padre, y Del Hijo y del Espíritu Santo Amén.

Señor, soy tu valiosa creación, pero en ocasiones no lo tengo muy claro. Quiero deshacerme de esa duda. Permite que la verdad de que soy tu asombrosa creación llene mi corazón.

UEMBB
REFLEXIÓN DEL DÍA UEMBB.

ORACIÓN:

¡Oh alto y glorioso Dios!
ilumina las tinieblas de mi corazón.
y dame fe recta,
esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.

Nosotros