Eres el Rey de Israel

Amado Padre que estás en el cielo, acércate a nosotros cuando te buscamos en el silencio de nuestros corazones. Concédenos la fuerza de tu Espíritu, la fuerza para esperar pacientemente por tu ayuda en nuestras vidas. Ayúdanos a aferrarnos a todo lo que es bueno. Ayúdanos a sentir, a cada uno de nosotros, que somos tus hijos, y que podemos regocijarnos en tu cuidado paternal. Que se haga tu voluntad cada vez más plenamente en nosotros y a nuestro alrededor. Que se cumpla tu voluntad para que tengamos una mayor libertad y que tu luz pueda alumbrar donde todavía existe oscuridad. Amén.

Juan 1,43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.»

Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.»

Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?»

Felipe le contestó: «Ven y verás.»

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»

Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»

Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»

Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»

Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.»

Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Reflexión sobre la pintura

En nuestra lectura de hoy, Jesús nos vuelve a decir "Venid y veréis"; luego continua con "Sígueme". Una vez que hemos hecho el esfuerzo de venir, y visto las cosas con nuestros propios ojos, estamos entonces llamados a la acción y a seguir a Cristo. Este es el núcleo de nuestra fe. El llamado de Jesús a seguirlo es mucho más que una invitación a simplemente rezar. Es un llamado a seguirlo con toda nuestra vida, lo que significa que tenemos que perder la vida vieja de pecado y egoísmo, y encontrar la vida nueva con Él.

Esta es la parte emocionante de nuestra fe, ya que al tratar de seguir a Jesús, todo cambia. Hay una trasformación desde dentro que se refleja fuera... Nuestras mentes, corazones, deseos, relaciones, trabajo, etc... todo cambia. Nuestro viejo yo se transforma con luz de Cristo, para convertirse en un nuevo yo, mucho más completo, mucho más auténtico...

Un poco más adelante en nuestra lectura del Evangelio, Natanael dice que Jesús es el "Rey de Israel", refiriéndose a las raíces judías de Jesús. Probablemente ningún artista moderno representa mejor el lado judío de Jesús que Marc Chagall. Chagall, nacido en 1887 en una familia judía pobre de Rusia, desarrolló su propio estilo, incorporando a menudo el uso de colores fuertes y vibrantes que representan paisajes con figuras flotantes. En nuestra pintura de hoy vemos a Cristo en el centro, clavado en la cruz. Chagall acentúa la identidad judía de Jesús de varias maneras a lo largo: el taparrabos es reemplazado por un chal de oración; su corona de espinas por un paño para la cabeza; y los ángeles de luto que habitualmente lo rodean con tres patriarcas bíblicos y una matriarca, vestidos con el tradicional atuendo judío... A la derecha, una sinagoga y su arca de la Torá se incendian. Debajo se ve a una madre protegiendo a su hijo.  Como esto fue pintado en 1938, en medio de la Segunda Guerra Mundial, Chagall vincula al mártir Jesús con los judíos perseguidos en ese momento...