Es como si los niños se gritaran unos a otros

Querido Padre celestial, míranos como tus hijos, y concédenos poder sentirnos en ti el bien supremo del tiempo y la eternidad. Aun si tenemos que negarnos a nosotros mismos y hacer grandes sacrificios, tú sigues siendo nuestro tesoro, nuestro amor y nuestra alegría. Danos fuerza como un pueblo reunido y listo para servirte sólo a ti. Danos tu Espíritu cada vez que no entendemos lo que debemos hacer. Abríganos siempre con tu ayuda y permítenos ver tus milagros en cuerpos y almas. Porque tú eres nuestro Dios, el Todopoderoso y tú encuentras la manera de ayudar en todo. Amén.

Mateo 11, 16-19

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ése es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.

Reflexión sobre la pintura mural

Muchos de ustedes reconocerán las obras de arte de hoy. Aunque no estén familiarizados con este cuadro, probablemente estén familiarizados con el estilo de pintura, tan típico de LS Lowry. Lo que es interesante es que Lowry nunca fue un artista a tiempo completo. A los veinte años, empezó a trabajar como cobrador de alquileres, y este sería su oficio principal durante las siguientes cuatro décadas. La mayoría de las tardes, cuando volvía a casa del trabajo, pintaba hasta tarde en la noche. No está mal, ya que nuestro cuadro de hoy, se vendió por 1,2 millones de libras el verano pasado. Vemos a los niños jugando frente a un edificio destartalado. Algunos hombres fuman y pasan el tiempo al otro lado de la pared, sin darse cuenta de los niños que hay detrás de ellos. Sin duda podían oír a los "niños gritándose unos a otros", como menciona Jesús en la lectura del Evangelio de hoy.

A menudo somos también estos niños peleones. Parece que estamos rodeados de conflicto, sarcasmo, negatividad, viendo quién puede poner las declaraciones más insultantes en los medios de comunicación social, la política dura, etc... Pero entre toda esta miríada de peleas a gritos a nuestro alrededor, ¿a quién escuchamos? ¿Es Dios, o es el último político o la última celebridad? Quizás Jesús se dirige directamente a nuestra sociedad del siglo XXI... los niños peleones en el mercado, que no quieren escucharse unos a otros. Había niños gritando hace dos mil años, y en la ciudad que Lowry pintó aquí en los años 30...

Les comparto la reflexión en video: https://youtu.be/C_BgSiP026M